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Marzo del 2006
La edición especial de EL PAIS en la misma tarde del día 11 titulaba a cinco columnas y con grandes caracteres: "Matanza de ETA en Madrid". Repetimos, el diario EL PAIS a toda página adjudicaba a la banda criminal la matanza.
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La postura de
Libertad Digital fue desde el primer momento nítida y diáfana. No había lugar
para la duda. Seguidamente reproducimos los tres artículos de opinión publicados
el mismo día 11.
“Es la hora de la política”
por Agapito Maestre
Estamos consternados. Pero
aún nos queda memoria e inteligencia para preguntarle a los malnacidos que
juegan a la política: ¿Dónde están los actores que no quisieron ponerse la
pegatina de “ETA NO”? Hoy, cuando hayan visto las imágenes de los cuerpos
destrozados, espero que hayan sentido vergüenza de que alguien los
reconozca por su humanidad. ¡Son alimañas que desconocen lo que traen
adentro las palabras solidaridad y compasión! Sus miserables actitudes ya
no valen ni como abono para que crezcan los partidos políticos que los
amparan. ¿Dónde están los “intelectuales” que hablan de miedo? Ellos son
los que producen miedo porque quieren dialogar a toda costa con los
nacionalistas. Hoy, toda esa gentuza, nos hablará de unidad, de ser una
piña, etcétera para acabar con ETA. ¡Ratas! Salid a la calle, si tenéis
valor, y mirad los rostros tristes de los españoles para que aprendáis qué
es la dignidad.
España está de luto, pero no
rendida. La muerte de los españoles nos traerá más vida. La sangre de las
víctimas del 11-M de Madrid, de todas las víctimas de ETA durante su
miserable historia, es el cimiento de la continuidad de España. La sangre
de las víctimas de ETA es el argumento para terminar con los terroristas,
los independentistas y los nacionalistas. Y porque la sangre de las
víctimas es el fundamento de la democracia española, tenemos que pedirle
explicaciones a quienes hablan, dialogan o gobiernan con quienes comparten
los objetivos de ETA. Es el momento de la política, de pedir
responsabilidades a quienes colaboran con los nacionalistas, a quienes
defienden el diálogo con los terroristas, a quienes quieren terminar con
España como nación. ¿Dónde está Carod que aún sigue hablando de dialogar
con ETA? ¿Dónde hallar a los bribones que hablan de formas plurales para
convivir con los nacionalistas y sus tutores terroristas?
El 11-M es un desafío a
España como nación. Este desafío a España necesita una respuesta política
terminante. Sí, en efecto, política, porque estamos en tiempo de hacer
política, ¿para cuándo entonces?, ¿cuántos muertos necesitan los
“políticos” nacionalistas y “pactictas” con el terrorismo y todos sus
colaboradores para decir basta ya? Es el tiempo de la política, porque
tenemos que rendir un homenaje a los españoles que han sido asesinados por
“ser sólo españoles”. Es tiempo de política y de recuerdos. Tenemos que
recordar las mentiras de los miserables que hablaban hasta ayer de
pluralidad y diversidad para acabar con el terrorismo y embridar al
nacionalismo. Hay que decirle a Zapatero que fije seriamente una posición
con respecto al nacionalismo catalán y vasco.
Zapatero debería romper su
candidatura al senado con ERC, primero; segundo, exigirle inmediatamente a
Maragall que deje de gobernar con un partido independentista; y tercero,
que no admita ninguna veleidad del socialismo vasco con los nacionalistas
de Ibarreche. Y mañana, mejor que pasado, que se ponga a hablar en serio
con el PP sobre el artículo 155 de la Constitución. ¡Fuera
máscaras y viva la
Constitución democrática!
Publicado por Libertad
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“Asesinados por ser
españoles” por José María Marco
No hay motivo de
justificación del terrorismo. No lo hay para ningún atentado terrorista,
ni para quemar un cajero automático ni para la matanza que acaba de
ocurrir en Madrid. Tampoco hay forma racional de entender lo que puede
llevar a una persona a la locura de poner una bomba en un tren de
cercanías a hora punta. Ninguna situación, ninguna idea, ninguna supuesta
injusticia puede justificar ningún acto de
terrorismo.
Todos deberíamos tener claro
eso. Pero también debemos tener claro que las personas asesinadas en
Madrid el 11 de marzo lo han sido por una razón: porque eran españolas.
Puede que entre las víctimas haya personas que no lo fueran. Pero han sido
muertos y mutilados y heridos porque vivían y trabajaban en España, porque
hablan o hablaban español, porque vivían en España.
La brutalidad de los
terroristas etarras no se dirige contra el género humano, ni contra el
Otro, así con mayúscula, ni contra una fantasía creada por el fanatismo.
Todo eso surge en nuestro país de una sola fuente: el odio a España. Y
todos nosotros podemos ser víctimas del terrorismo no porque cojamos el
metro o un tren de cercanías a una hora punta, sino por la misma razón por
las que han sido asesinadas estas personas: porque somos españoles, porque
vivimos en España, porque nuestro idioma es el
español.
Hay lazos más hondos, de
pura humanidad, que nos deben llevar a solidarizarnos, a expresar nuestra
compasión y a ayudar en la medida de nuestras fuerzas a quienes han
sufrido el zarpazo del terror esta mañana. Pero lo primero que nos une a
quienes han muerto y a quienes sufren ahora es una palabra. Esa palabra es
España. Pretender no saberlo, no decirlo, no manifestarlo de la forma en
que esté en nuestra mano hacerlo es empezar a traicionar a nuestros
compatriotas martirizados y mentirnos a nosotros mismos.
Publicado por Libertad
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“No sólo se ha acabado la
campaña” por Juan Carlos Girauta
Esta densa red de dolor que
ha cubierto la nación es el capítulo final de la última estrategia del
terror, que ha durado algo más de tres meses. La estrategia crepuscular de
ETA, que se inicia con su legitimación a través de un acuerdo con un alto
representante institucional con cuya formación política comparte fines,
una oportunidad dorada para los asesinos; que continúa con la masiva
presencia de las siglas, posiciones e intereses de ambas partes en los
medios; que culmina con lo que cualquier observador despejado temía: una
masacre masiva e indiscriminada que sacude el país con una violencia
desconocida desde la guerra civil.
Esta sangre de marzo es la
consecuencia lógica del regalo que un fundamentalista visionario
convertido en presidente autonómico en funciones le hizo a ETA. Que la
reunión de Perpiñán y la matanza de Madrid, que marcará nuestras vidas,
son los dos extremos de la misma estrategia de los enemigos de España y de
la libertad es una obviedad que no admite discusión. El cómplice
necesario, con docenas de cadáveres aún esparcidos por los suelos, ha
dicho que algunos lo estaban deseando. Si no se refiere a quienes lo han
hecho, que parece que no, entonces está intentando que en vez de mirar
hacia los autores miremos hacia otro sitio, lo cual equivale a escupir
sobre los muertos y los heridos, sobre sus familiares y amigos, sobre
todos los españoles de bien, que como un solo hombre corrieron a dar su
sangre a los centros de transfusión móviles como una metáfora viva de
identificación con las víctimas.
Con el derramamiento y con
la entrega de la sangre abundante y generosa de España se ha terminado
prematuramente la campaña electoral. Como se demostrará mañana cuando
millones de españoles tomen las calles, también se han terminado muchas
otras cosas. Entre ellas, la presunción de inocencia de los que han
despejado para los asesinos las vías muertas hacia las tres estaciones de
Madrid, la justificación de quienes alojan en su gobierno a los que
abrieron el primer capítulo de la tragedia y les dan cabida en sus listas
electorales, la paciencia con los que dudaron de las detenciones de Cuenca
y con los que todos los días equiparan a las víctimas con los verdugos. Si
los socios de los interlocutores de los terroristas se equivocaron, que
corrijan ahora. Que no se limiten a decir que hoy todos somos madrileños.
Su dolor será sincero, pero debe ir acompañado de acciones muy concretas.
Si no corrigen el error, sus condenas serán vanas, sus condolencias serán
huecas. A muchos no nos engañaron nunca sus socios de gobierno. ¿A quién
van a engañar ahora?
Publicado por Libertad
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“Responsabilidades
políticas” por Alberto Recarte
En la estrategia de lucha
contra ETA, los gobiernos de José María Aznar han sido perfectamente
conscientes de que, para ganar, necesitaban aislarla políticamente y
derrotarla policialmente. Lo primero se había logrado con una activa
política nacional e internacional, que se ha plasmado en la condena y
rechazo al terrorismo, y sus apoyos políticos, por parte de las
instituciones europeas, de los gobiernos europeos más reticentes –como el
belga– y con el apoyo incondicional de Estados Unidos. A nivel nacional,
el gobierno solicitó y logró del Tribunal Supremo la ilegalización de
Batasuna y explicó claramente al PNV que iba a hacer respetar
la
Constitución, costara lo que
costase.
En esa tesitura, Carod se
entrevista con ETA y rompe la estrategia de aislamiento político. Nada
extraordinario por parte de alguien que tiene antecedentes de apoyo a
Terra Lliure y que comulga con fines y, no sabemos hasta qué punto,
incluso, con los medios; siempre, naturalmente, que los atentados no
ocurran en Cataluña.
Una vez más en la historia
de la democracia en España, el PSOE no estuvo a la altura de las
circunstancias y traicionó la Constitución, como hizo en
1934 y como hizo en los meses –operación de acoso y derribo de Suárez–
anteriores al golpe de estado de Tejero. Ahora, el traidor es Maragall, el
cual, primero, se niega a desprenderse de Carod, para aceptar después su
sustitución por otro miembro de Esquerra, que nunca rectificó la posición
política que significó el encuentro de Carod con ETA. La responsabilidad
llega hasta Rodríguez Zapatero, máximo dirigente del PSOE, quien, en una
muestra de oportunismo político y falta de ética, pretende que no ha
pasado nada, que lo ocurrido en el tripartito catalán es un tema menor;
incluso que es una maniobra política del PP para influir en la campaña,
filtrando la entrevista y no deteniendo –pudiendo haberlo hecho– a la
cúpula de ETA, según declaraciones de “rencor”
González.
ETA, naturalmente, se da
cuenta de que con la ayuda de Esquerra, la abstención del PSC, el
posicionamiento anticonstitucional de la Izquierda Unida de
Madrazo y la siempre inestimable colaboración del PNV, tiene una
oportunidad. Vuelve a tener relevancia política. Sólo le faltaba volver a
atemorizar, lo que habría hecho en cualquier caso, con Esquerra o sin
ella. Falla en una primera ocasión, cuando la guardia civil detiene la
furgoneta con más de 500 kilos de dinamita en Cuenca, pero tiene éxito,
ahora, con el atentado más sangriento de la historia de
España.
En los próximos días
tendremos que soportar el llamamiento a la unidad política de los
responsables de partidos como ERC, PSC, IU y PNV, que proclamarán su
oposición al terrorismo. El PSOE de Zapatero –por su parte– no podrá
librarse de lo que significa la candidatura conjunta al senado de ERC y
PSC en Cataluña. Me refiero al PSOE de Zapatero, porque conservo la
esperanza de que dentro de ese partido haya otros dirigentes con ética y
principios constitucionales, que sean capaces de comprender hasta dónde
alcanza la responsabilidad que implica ser la oposición oficial en un
régimen democrático.
Las ansias de poder de los
políticos de los partidos del pacto anti PP, derrotados en la urnas o que,
habiendo ganado, quieren apoderarse de competencias que no les pertenecen,
han sido instrumentalizadas, una vez más, por ETA. Que el resultado
político inmediato sea un retroceso político en las elecciones de sus
aliados –y los que dialogan con ellos, o consienten que otros pacten con
ellos– no les afecta. Su planteamiento es una locura a la camboyana a
largo plazo.
Por supuesto que necesitamos
un PSOE responsable y unido para asegurar la estabilidad política
española. Pero no hay demasiados indicios como para ser optimista en
relación con ese apoyo en los difíciles años que se avecinan. Lo que
necesitamos, en cualquier caso, es que, si el PP gana las elecciones, se
comporte como un partido unido, coherente y disciplinado, dispuesto a
aplicar la
Constitución. Si Rajoy lo consigue, podrá gobernar hasta
desanimar, definitivamente, a los que históricamente han pretendido
alcanzar el poder sin respetar la
Constitución.
Publicado por Libertad
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
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La prensa ‘on-line’
fue, lógicamente, uno de los primeros medios en ofrecer opiniones sobre la
tragedia. Tiene su punto repasar algunas de ellas. Por ejemplo Pablo Sebastián
que tanto habla ahora de las ‘mentiras del gobierno’ qué decía aquel día ¿Mentía
con engaños? No lo creo, como tampoco hemos creído nunca que el legítimo
Gobierno del Reino de España tratase de engañar a sus gobernados. Deberíamos
reflexionar sobre lo fácil que es hablar sobre cualquier tema cuando al final
sale gratis ¿Verdad Señor Sebastián?
“Masacre en Madrid” por
Pablo Sebastián
La banda terrorista ETA ha
perpetrado en Madrid el mayor atentado de su historia, con paquetes bombas
distribuidos en tres trenes de cercanías de la capital en el momento de
máxima ocupación y con la clara intención de producir, en vísperas de las
elecciones generales del próximo domingo día 14, el mayor número de
víctimas posibles siguiendo una estrategia que ya habían intentado días
atrás cuando se detectaron maletas bomba en trenes que llegaban a Madrid
procedentes del País Vasco, o cuando se detuvo en la provincia de Cuenca a
un comando que transportaba una camioneta bomba para ser explosionada en
la capital española.
Se trata de un atentado
horrible comparable al ataque lanzado por el terrorismo islámico, el
pasado 11 de septiembre, contra las ciudades de Washington y Nueva York, o
por el terrorismo checheno en Moscú en los últimos meses. Con la
diferencia de que, en este caso, además de buscar la muerte y el terror de
los ciudadanos españoles, los autores de la masacre han pretendido a su
vez dinamitar la vida democrática y la convivencia entre los españoles,
usando como telón de fondo de su execrable acción la campaña electoral en
curso y las divergencias políticas que en ella se han puesto de
manifiesto.
El primero de sus objetivos,
muerte, heridas, destrozos y terror, lo han conseguido, pero en el segundo
de la destrucción democrática y de la convivencia ciudadana, han fracasado
desde el inicio mismo del ataque terrorista como quedó firmemente
acreditado por la primera reacción solidaria del pueblo de Madrid, de los
pueblos de toda España, de todas las instituciones y todos los partidos
políticos unidos en el dolor, la rabia y la determinación de, ahora mas
que nunca, hacer frente a esta nueva oleada de terror que pone en
evidencia la locura criminal y también la desesperación de una banda y de
su entorno político y social, que vivía los peores momentos de su negra
historia, tras los últimos éxitos policiales contra su organización y
comandos y el aislamiento político y social de sus
aliados.
La suspensión de la campaña
electoral por parte de las fuerzas políticas es una prueba de unidad de
acción contra el terror, pero en ningún caso debe ir acompaña de la
suspensión de la fecha electoral como pretenden los terroristas para así
alterar el orden democrático del que había sido excluido, meses atrás, su
brazo político Batasuna desde donde se ha querido imputar a comandos
árabes la ciega andanada criminal de ETA, con el argumento de que ETA
siempre avisa, repugnante consuelo y excusa, porque eso no es cierto como
lo prueban los mas de 800 muertos - ahora cerca de millar- de sus
múltiples atentado. ¿Avisan cuando dan un tiro en la nuca de un
inocente?
La respuesta a semejante
masacre está siendo y debe ser unánime de toda España, y así se han
expresado la totalidad de los partidos y líderes democráticos. Y esa
unidad se está viendo y se va a reflejar en estos días, pero también debe
de tener otras consecuencias institucionales y por supuesto políticas,
especialmente en el País Vasco donde sus gobernantes han tomado en los
últimos años iniciativas que lejos de velar por la convivencia ciudadana,
han provocado fracturas importantes, como las que se desprenden del
llamado Plan Ibarretxe, que luego ETA y su brazo político o social, han
manipulado y utilizado para dar cobertura a su acción
criminal.
La disparatada entrevista
del líder de Esquerra Republicana con dirigentes de ETA a principios de
año ha quedado en evidencia definitiva, por mas que insista Carod Rovira
en su intento de pacificación. Pero esa disparatada entrevista y la
posterior tregua de ETA en Cataluña, ha servido a los criminales para
avanzar en la ruptura del tejido social y político de España, y no podemos
de ninguna manera consentir que se abra una brecha entre Cataluña y el
resto de España, ni lo van a permitir los catalanes y resto de españoles,
y mucho menos vamos a consentir que se abra en Cataluña una fractura
social como la que ya existe en el País Vasco.
Este es el momento del
dolor, de la reacción policial y judicial contra ETA y sus terroristas, y
sobre todo de la unidad de España y de todos los españoles. Y ojalá que
esta acción desesperada de ETA confirme, al menos en el ámbito de la
convivencia y la unidad de los españoles, su rotundo fracaso y el inicio
de un tiempo nuevo y mejor. El que incluirá, sin lugar a dudas, dentro y
fuera de España - y en el País Vasco de manera especial -el fin de la
banda terrorista y de su entorno político y social.
La masacre de Madrid tiene
aires de terrorífica traca final de una banda cercada y reducida a su
mínima expresión. Esperemos que muy pronto esa pequeña infraestructura de
terror y su apoyo social que aún tienen queden reducidos a la nada, como
justa consecuencia criminal de su último y sangriento estertor.
Publicado por Estrella
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“La huella de ETA” por Primo
González
ETA ha dejado su huella en
la casi totalidad de los procesos electorales que se han desarrollado en
la España democrática. Para este
del año 2004, novena cita de los españoles con las urnas para elegir un
nuevo Congreso en el que posiblemente la representación de los grupos
nacionalistas iba a alcanzar su máxima expresión numérica, ha querido
hacerse visible de forma especialmente cruel. De la perplejidad que esta
aparición parece haber provocado incluso entre las propias filas de la
izquierda abertzale puede ser buena prueba la declaración realizada a
mediodía por el dirigente Arnaldo Otegi, al atribuir este acto criminal a
la “resistencia árabe”. Una declaración que tanto puede responder a un
intento de distanciarse del aparato militar de la banda para marcar bien
las diferencias como de un manifiesto despiste. Una tercera alternativa,
tendente a desviar la atención hacia terceros, parece sencillamente
impropia de una persona civilizada.
El atentado contra los
trenes de cercanías que procedentes de la periferia madrileña llegan cada
mañana, abarrotados de personas, al epicentro de la capital, pasará a
la
Historia como el asesinato colectivo e indiscriminado más
sangriento de cuantos ha cometido la banda terrorista vasca en su macabro
historial. No se ha producido aún confirmación oficial de la autoría del
esta criminal acción, pero los precedentes cercanos ya habían alertado
sobre la inminencia de una acción de amplias proporciones en la capital
antes de la cita electoral. La reciente detención en Cuenca de dos jóvenes
fundamentalistas con más de media tonelada de explosivos camino de Madrid
hace escasas fechas ya nos puso sobre alerta de que las intenciones de la
banda estaban orientadas en esta ocasión a realizar un golpe de
proporciones descomunales. Los estrategas de ETA no sólo querían hacer
escuchar su macabro discurso en la campaña electoral. Querían, a la vista
de lo que se intuía de las detenciones en Cuenca y de lo que por desgracia
ha sucedido este 11 de marzo, dar un golpe sonado y de proporciones sin
precedentes, sembrando la muerte y el dolor en varios centenares de
familias de toda clase y condición, seguramente también de todas las
ideologías y de la casi totalidad de las opciones políticas que el domingo
expresarán su decisión en las urnas. Es de suponer y esperar (más lo
segundo que lo primero) que este atentado no modifique de forma sustancial
las expectativas de voto en las urnas.
Este atentado se produce en
vísperas de la jornada de reflexión de los españoles, fijada para pasado
mañana sábado. Resulta inútil y quizás también imposible hacer una lectura
política del terrorismo y, en particular, del terrorismo de ETA. Hace ya
bastante tiempo que este tipo de lecturas ofrece conclusiones muy opacas y
desde luego siniestras. Han generado, por lo general, más unión entre los
demócratas que fisuras, aunque estas últimas también se han hecho
presentes en alguna ocasión.
La más reciente, desde
luego, la que suscitó la reciente visita del político independentista
catalán Carod Rovira a dirigentes de la banda en suelo francés, de cuyo
contenido, conclusiones e incluso participantes el señor Carod no nos ha
dado excesivas referencias. Hemos tenido que contentarnos con las
especulaciones y desde luego con las intoxicaciones, bien numerosas
(sucede siempre que hay déficit de información) pero carentes por lo
general de verosimilitud. Si lamentable ha sido la iniciativa del
dirigente catalán más decepcionante ha sido su conducta ulterior,
privándonos a los ciudadanos de toda explicación o información sobre el
asunto, hecho especialmente criticable en una persona que con frecuencia
ha pregonado la transparencia en sus declaraciones políticas. La primera
ocasión que ha tenido para practicar con el ejemplo ha hecho justamente lo
contrario. Carod seguía afirmando ayer su convicción de la necesidad de
hablar con ETA para negociar no se sabe muy bien
qué.
Nada parece indicar que si
en los últimos 30 años la democracia española, con Gobiernos de distinto
color, ha dado la espalda sistemáticamente a todo diálogo con los
violentos vaya ahora a cambiar de parecer. Algunos recuerdan en las
últimas horas alguna declaración de destacados dirigentes etarras cuando
aludían a la necesidad de poner más de 100 muertos sobre la mesa para
obligar al Gobierno a negociar. Una hipótesis que, si siempre ha sido
rechazada, ahora resulta mucho más lejana que nunca.
La historia de las
declaraciones y especulaciones sobre ETA y su presumible final ha sido
rica en teorías. Pero hay una que, formulada en los albores del problema,
quizás tenga ahora más validez que nunca. Fue pronunciada por un ministro
del Gobierno español cuando, tras uno de los muchos golpes a la banda
terrorista, alguien le preguntó si se podía hablar del fin de ETA. El
ministro respondió diciendo que lo creía bastante improbable pero que el
final de ETA iba a estar precedido por algunos atentados especialmente
crueles y sanguinarios porque una organización que ha practicado la lucha
armada acaba en manos de gente enormemente radicalizada, con escasa
preparación y capaz de cometer las mayores brutalidades. La predicción no
deja de resultarnos algo familiar a la vista de lo sucedido en los últimos
meses y, desde luego, cuando contemplamos el impresionante atentado de
este 11 de marzo. El hecho de que, contraviniendo una conducta que ha sido
bastante habitual, casi norma, en la banda, estos atentados no hayan
estado precedidos por ninguna llamada telefónica, es un dato bastante
significativo y que da para pensar, ya que ha multiplicado los efectos
devastadores de la acción criminal, añadiendo una cruel dosis de
indiscriminación al colectivo de víctimas, además de incrementar su número
hasta niveles que difícilmente resultarán soportables para una mente
civilizada, por muy sectarias y radicales que sean sus ideas y sus
objetivos políticos.
Unos objetivos que quedan
definitivamente marcados, y desde luego descalificados, tras este
sangriento atentado, que dificultará seriamente los progresos de los
nacionalismos democráticos en España para un periodo de tiempo
desgraciadamente largo. Alguien ha tenido a lo largo del día de hoy la
tentación de afirmar que en la Historia española
contemporánea siempre habrá un antes y un después del 11 de Marzo de 2004.
Quizás no le falte razón.
Publicado por Estrella
Digital el 11 de Marzo de 2004 |
“Contra violencia,
Democracia” por M. Martín Ferrand
¡Canallas!. Nos han
asesinado a doce docenas de vecinos. Gente común y sencilla que,
tempranito, acudía a sus puestos de trabajo, a ganarse una vida que han
perdido por las bombas terroristas. Otros cuantos más están heridos y
muchos de consideración. Hace falta ser muy mal nacido para poder explicar
algo así; pero lo suyo, ante tan grave circunstancia, es no perder la
serenidad.
Los etarras se han personado
en la campaña electoral. Su pregón de muerte constituye el mayor atentado
terrorista de la historia de Europa y eso, naturalmente, no puede quedar
impune. Exige una reacción enérgica y rotunda. La Estación de Atocha debe
convertirse en la estación final de ETA y todo su asesino aventurerismo.
La policía, las policías, ya están en ello.
Nos corresponde a nosotros,
ciudadanos rasos, expresar la oportuna repulsa, la condena cívica, que
merece una barbarie semejante y esa no puede, no debe, ser otra que la
enérgica afirmación democrática. ETA ha querido alterar una convocatoria
electoral en la que los ciudadanos españoles, pacíficamente, pretendemos
designar a nuestros representantes en el Congreso y el Senado y no debe
salirse con la suya. Lo democrático, lo cívico, lo útil es acudir a las
urnas el próximo 14M.
Contra violencia,
democracia. Una participación récord en los comicios del domingo es la
respuesta más clara, más evidente, que ETA, sus amigos y mentores, puede
recibir de una ciudadanía agredida.
Publicado por Estrella
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“Chechenización” por José
Javaloyes
No ha sido la masacre de
Madrid, perpetrada en los trenes de cercanías a la hora en que fluyen
colmados de la hermosa gente que acude al trabajo, una simple variante
técnica del terrorismo etarra, vistas las dificultades que encontraban
para llegar con sus cargas de muerte al centro
urbano.
No ha sido una simple
alternativa táctica o logística, sino un salto estratégico en el proceso
etarra de su degradación organizativa y perversión
moral.
Ha sobrevenido la
chechenización de la miseria vasca, del racismo sabiniano pasado por los
odres del leninismo revolucionario. Han ido a los espacios de masas
humanas apretadas, como en Moscú y como en Israel. Pero sin el peaje
brutal de la auto-inmolación de los terroristas.
Para eso les ha faltado a
los asesinos dos cosas: la teología del fanatismo islámico – pues sus
viveros primordiales fueron las sacristías – y la capacidad de pagar con
la propia vida su opción terrorista. En términos de especie, terrorismo
como el islámico, chechenio o palestino, pero supremamente enmerdado de
cobardía.
Publicado por Estrella
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
“Un modelo de matar, clásico
y moderno” por Lorenzo Contreras
ETA puede haber muerto
matando, tal es la magnitud de la repugnancia y rechazo que inspira su
comportamiento criminal, especialmente agravado con los atentados de
Madrid. En todo caso, la banda prolonga su agonía con la tragedia de sus
víctimas. Ha sido una agresión a España. La fecha del 11-M pasa a la
historia como uno de los episodios más luctuosos y abominables de la
trayectoria etarra. Una organización que se dice de izquierda y, por
tanto, en teoría tendría que ser sensible al daño social, se acaba de
cebar en los humildes que desde Guadalajara y Alcalá de Henares se
incorporaba a su trabajo en Madrid.
La peligrosidad de ETA es
proporcional a su debilidad. Está en razón directa. En tal circunstancia
desaparece en su mentalidad cualquier sentido de la acción selectiva. Va
al bulto, sin contemplaciones ni avisos previos. El modelo es clásico,
pero también moderno, en cuanto evoca el terrorismo ciego de chechenos,
islámicos y otros productores de violencia. Voladura de edificios,
voladura de trenes o lo que haga falta para cumplir los más siniestros
designios.
La jornada de reflexión
electoral se adelanta y se triplica. No va a ser un día. Van a ser tres,
hasta el domingo 14. Se ha dicho que la campaña electoral ha terminado y
así lo han anunciado algunos partidos. Pero no es tal. Simplemente la
campaña se ha transformado. Las comparecencias públicas de los líderes de
las distintas formaciones son, ya se está viendo, prolongaciones
monotemáticas de las posturas políticas. Se trata de asumir el luto de la
manera más eficaz posible. La dificultad de este extraño e imprevisto
final de campaña estriba en evitar que las reacciones puedan interpretarse
como electoralistas. Pero inevitablemente lo son, condolencias aparte.
Incluso la circunspección y la expresión de los sentimientos en calve más
neutralizada y humana se convierten en mensajes muy
delicados.
La declaración institucional
prevista no hubo sido inmediata. Esto ha obligado a madrugar políticamente
a los distintos representantes de los partidos, incluidos en primer lugar
los candidatos principales de esas formaciones. Y los conceptos clave, en
medio de anuncios de cancelación de actividades electorales, han sido
esgrimidos en direcciones inequívocas. Necesidad de unidad de todos en la
lucha común contraterrorista, pero al mismo tiempo matices reveladores de
subyacentes críticas, que en medio del luto no parece conveniente
exteriorizar de modo oportunista. Mariano Rajoy, al comparecer ante
la Prensa
en la sede del PP, ha puesto de relieve el concepto de “lo español” como
principal objetivo afectado por la agresión terrorista. Es decir, esgrimió
la idea clave de la campaña del PP, del mismo modo que Zapatero, al
insistir en la idea de la unidad de todos y en el protagonismo del PSOE, y
de él mismo, en la gestación del Pacto Antiterrorista y por las
Libertades, reivindicaba una de los méritos principales del partido
socialista.
La gran expectativa
electoral, ante la llegada del 14-M, se centra, por supuesto, en Cataluña,
donde la respuesta del electorado a Carod-Rovira, el hombre que se
entrevistó en Perpiñán con la dirección de ETA y con los innegables
sanguinarios que son y han sido históricamente Mikel Albizu “Antza” y Josu
Ternera, este último acusado de inspirar en su día la matanza de Hipercor
en Barcelona, pone a prueba la consistencia del “seny” catalán después de
los atentados de Madrid, y, sobre todo, sirve para valorar el grado de
solidaridad de una parte importante de la sociedad catalana con el pueblo
de otra comunidad autónoma, la madrileña. La exención de Cataluña como
objetivo etarra, después de este 11-M, es un regalo envenenado del
destino, a favor de empedernidos criminales y no precisamente un motivo de
gloria para Cataluña y mucho menos para su “protector”, el dialogante
Carod-Rovira.
Publicado por Estrella
Digital el 11 de Marzo de
2004 |
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